lunes, 13 de abril de 2009

De la mano con la soledad

Las ropas viejas derraman
sus últimas gotas
de un secado vacío, largo
al sol se desparraman
sus partículas
marcando su solemne sombra
en un piso desierto
inundado de cenizas
y colillas de cigarrillos

En la intemperie
la soledad muta en sus rincones,
los ecos de una ciudad agitada
envueltos en colectivos y autos
y, algún que otro avión
lejano en su flote

La fortuna de ser alguien
pegada al pisos de cemento
desparramado por una terreza desecha,
ahí, en las sombras, un acto genuino.

¿Por qué intentar encajar
cuando se nace para destacar?

Ahí, es cuando el tender
toma voracidad, con tan solo
una gota de presencia
sacudiéndose
de un lado a otro
liberando una brisa inconclusa,
envenenada y agria
que, en su fondo, está hueca,
sin nada

La voz de la soledad
me acompaña a reflexionar
en una ciudad de caminos poblados
de gente apurada

jueves, 19 de marzo de 2009

Objetividad susurran los prodigios


Corremos, nos cansamos. Con un megáfono Patti Smith gritando Horses Horses, en suma desesperación, sin parar, sin respiro, llegando a su punto máximo de agitación. Nada importa, hay que llegar a la meta final.

El tiempo cedió su lugar, el fin proclamó su venganza cuando todos con pañuelos secábamos nuestras lágrimas. Lágrimas derramadas en tierra firme. Cada gota esparciendo la desidia por todos los metros cuadrados de nuestros entornos.

Pero ya no más, las barrares logran despertar, despertar por culpa de ese tren que permanecía estancado en su punto medio. Ya no pueden ser capaces de frenar el deseo constante del impulso. Así nos cantaban nuestros ancestros titubeando sus voces en el rincón desaparecido.

¡Basta! ¿Por dónde es el famoso camino? Con una visión detenida del panorama, la lupa que solo puede capturar la retina, desarrolla la herramienta de la observación. Deslumbra en las afueras de lo visible. Un camino lleno de piedras duras, firmes, arraigadas con cadenas en el suelo. Tapizado con una almohada de pinches, reluciendo sus puntas afiladas de acero. Con cuidado y con impulso efusivo, damos nuestros primeros pasos. Se pierde la lupa, complicado recuperarla. De repente deja de haber algo visible ¡Nunca lo hubo! Pero lo olemos, el dulce encanto de lo ameritado.

Una maniobra en desgano y se pierde lo recorrido ¡No! ¡No! ¡No! Gritamos todos a coro, Pero… ¿Quiénes somos todos? Bocas pronunciando palabras de deseo. Cuerpos expresando figuras deformas, más agresivos que sus propias sílabas liberadas en sumo desgano. Cada vez más leves, provenientes del casillero de salida, se oyen finos, casi imperceptibles, los famosos gritos de Patti.

Fue largo, arduo el gran trayecto recorrido. El que queda es aún peor, difícil, doloroso, directamente interminable.

Dolor y amor justificamos. Ama por llegar a la meta, duele por sufrir su recorrido, que, sin embargo, lleva un prendedor de encanto.

martes, 17 de marzo de 2009

Puta

16/03/09



Puta, prostituta, que esconderán las palabras en su profundo enrollo a la hora de pronunciarlas.
Mujeres queridas, dotadas de hábil inteligencia, denigrando a su género sacando a relucir la palabra, cruel, vestida de celos. Sabés que te encanta coger, hacé a un lado tus palabras, disfrutando la verdadera lucha carnal, dejá atrás los prejuicios y comprobá la realidad ¡Sos más puta que todas las demás! Ahora decime, ¡en que pensás cuando la decís!
Mujeres, simplemente mujeres, mis aliadas, luchadoras y defensoras de la raza sometida ¿Dónde añora el costado femme fatal? Respondé calidamente, sin mencionar la palabra prohibida.
Mujeres, cruel pensamiento ofensivo hacia la “Puta”. Mujer, guarda en un cofre con candados tu exquisitez. Mujeres no denigrantes. Palabras háganse a un lado; ¡todos queremos coger! Mujer: ¿Cuál es la pócima venenosa que hiere al decir puta? Mujeres, mujeres, mis amadas mujeres, no creen encarnarlo.
¿Dónde están las tropas apuntando con sus látigos a la ofensiva “PUTA”? Es que están dando una cogida al mundo.
¡Mujer, Mujer, Mujer! Figura oculta apareciendo bajo la luna ¡Eres una PUTA!
Mujer haz a un lado tu orgullo de mademoiselle fina recubierta en oros y platas. Vacila en los rincones, en las pocilgas que haz rondado. Mujer te compadezco.No habrá insulto vergonzoso saliendo de mi boca.
Tocame el hombro. Te responderé con un abrazo.